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El Corralón de Floresta

En la manzana entre la avenida Gaona y las calles Gualeguaychú, Morón y Sanabria funcionaba un siglo atrás un corralón de limpieza municipal, donde se guardaban los carros que usaban los barrenderos y los camiones de recolección de residuos. También había imponentes estructuras de hierro que eran caballerizas. Cuando el servicio de limpieza pasó a manos privadas, el estado del predio entró en decadencia. La crisis del 2001 y la emergencia de las asambleas barriales encontró en ese espacio un lugar donde recuperar lo público. Ahora se trabajará en su plena integración al barrio. Por Joaquín Ramírez Souto
Buenos Aires, 8 de diciembre de 2017. Hace décadas era el predio donde dormían las chatas y los carros que recolectaban la basura en el barrio. Luego fue el lugar donde cargaban combustible los camiones de recolección de basura, cuando el servicio era municipal. Pero después quedó sin uso. El surgimiento de las asambleas barriales lo recuperó para su uso público. En ese espacio, organizaciones culturales generaban eventos artísticos comunitarios. Pero estaba pendiente su remodelación para adecuarlo a su uso público. La semana que viene comenzarán las obras para que el “Corralón de Floresta” se convierta en una plaza, con un polideportivo, espacios verdes, un circuito aeróbico y un centro cultural.

El predio queda entre Gaona, Gualeguaychú, Morón y Sanabria. En esa manzana está el colegio Larroque y también la plazoleta que tiene, por ejemplo, el monumento a las víctimas de la “Masacre de Floresta“. Pero en el resto del lugar sólo hay tres galpones muy deteriorados. Además, todo el corralón está rodeado por un alto muro que dificulta su conexión con el resto del barrio.

En febrero del año pasado, las autoridades de la Comuna 10, en un trabajo conjunto con la Fiscalía General de la Ciudad y la Policía, lograron entrar al predio para empezar a dialogar con los ocupantes. Fue después de años de quejas acumuladas de los vecinos, que no sólo protestaban porque la música y el descontrol del predio no los dejaba dormir sino también porque sus propiedades habían perdido valor.

El objetivo desde entonces fue recuperar el espacio para la comunidad, atendiendo los reclamos y pedidos tanto de los vecinos como de los ocupantes, que no querían perder el lugar donde organizaban talleres culturales y ensayaban. Después de un acta-acuerdo que firmaron todos en la Legislatura, ahora llega el turno de las obras, que comenzarán la semana que viene y durarán un año. La inversión será de $ 64 millones. 

Era un viejo anhelo de la comunidad. Mabel Sampaolo, integrante de la Asamblea de Floresta, contó a La Nación que poco antes de 2000 se iniciaron los reclamos. "Luego, en 2005 empezamos a desarrollar una idea de parque cultural para el corralón. Hicimos encuestas en el barrio. Aunque la Escuela Media N° 8 se mudó a un nuevo edificio en esa manzana, la plaza quedó pendiente", explicó la mujer.

El Corralón pasará a tener diversos usos. En primer lugar, se reemplazará parte del muro por un cerco, para que sea más visible. En el interior recuperarán el sendero central y sus históricos adoquines. También plantarán más de 70 árboles y armarán canteros. En total habrá más de 3.000 m2 parquizados."Esta obra nos permite hoy sumar casi una hectárea de espacio público con una gran cantidad de opciones para el esparcimiento y una vida sana", dijo Facundo Carrillo, secretario de Atención y Gestión Ciudadana.En la misma sintonía se expresó el presidente de la comuna 10, Daniel D´ippolito: "Respetamos la voluntad de los vecinos. Este es un espacio muy significativo que requería la inclusión todos los que de participan en el desarrollo de nuestra comunidad".

Un acceso principal interno cruzará el predio entre Gaona y Morón. Los visitantes caminarán por los viejos adoquines que hoy permanecen ocultos bajo la carpeta asfáltica. En tanto, construirán un lugar para que los alumnos del colegio Larroque puedan hacer educación física, junto a una cancha de fútbol 5 y dos de fútbol-tenis, más un circuito con postas aeróbicas. Además habrá un patio de juegos infantiles y mesas de ping pong y metegol.

También usarán uno de los galpones para que las organizaciones culturales puedan mantener sus actividades y abrirlas a la comunidad, con la coordinación del Ministerio de Cultura. La oferta cultural se completará con un anfiteatro al aire libre.

En tanto, el proyecto incluye recuperar lo que los vecinos conocen como “la Casita“, una construcción centenaria donde antiguamente funcionaba una escuela y que podría utilizarse, por ejemplo, para albergar una biblioteca pública. “Apuntamos a la recuperación de espacios para el disfrute de todos. Esta obra nos permite sumar casi una hectárea de espacio público con una gran cantidad de opciones para el esparcimiento“, aseguró Facundo Carrillo, secretario de Atención y Gestión Ciudadana.



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