Información general | Cambio en estación Callao (D)

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Sumará el nombre de Raquel Liberman

El lunes pasado se realizó una audiencia pública en la Legislatura porteña para evaluar el proyecto de cambio de denominación de la estación Callao de la línea D, a la que se le agregaría el nombre de Raquel Liberman. La iniciativa, que homenajea a la mujer cuya denuncia ayudó a acabar con la red de trata Zwi Migdal, había sido aprobada en primera lectura el año pasado. Por Joaquín Ramírez Souto
Buenos Aires, 7 de agosto de 2020. El cambio de nombre de la estación, producto de una propuesta de la diputada Patricia Vischi (UCR), había sido aprobado por unanimidad y en primera lectura por la Legislatura en noviembre del año pasado. Tal como está previsto para estos casos, se requiere del paso de una audiencia pública y, si el resultado es favorable, como fue el caso, el expediente volverá a ser tratado por el recinto para que el proyecto consiga su aprobación definitiva.

Liberman, inmigrante polaca de origen judío, es la víctima más famosa de la Zwi Migdal, una organización criminal dedicada a la trata de personas y la prostitución. La banda fue desbaratada alrededor de 1930 gracias a la denuncia realizada por la propia Liberman. Su historia fue popularizada y ganó notoriedad entre el público general por la telenovela “Argentina, tierra de amor y venganza”, que se emitió durante 2019 por Canal 13.

La elección de la estación Callao de la línea D para homenajear a Liberman se debe a que “su vida se desarrolló en esta zona, donde ella fue victimizada pero también donde ella, cuando pudo recuperarse, pudo poner un comercio con mucho sacrificio para criar a sus hijos”, explicó la diputada Vischi.

El proyecto propone que la estación cuente con intervenciones que den cuenta de la historia de Liberman y ayuden a visibilizar cuestiones relativas a la trata de personas.

De aprobarse el cambio de denominación, Callao (D) sería la tercera estación de Subte en homenajear a una mujer, tras Plaza de los Virreyes – Eva Perón y Facultad de Derecho – Julieta Lanteri. También está previsto el agregado de nombres femeninos a tres estaciones de la línea E (Correo Central, Catalinas y Retiro).

Una vida de penurias

Rokhl Lea Liberman​ nació el 10 de julio de 1900 en la pequeña ciudad de Berdýchiv, de unos 50 000 habitantes (el 80 % de los cuales era judío), en Ucrania. De pequeña emigró con su padres a Varsovia (capital de Polonia). En 1919 se casó con Yaacov Ferber y al año siguiente tuvo su primer hijo, Joshúa Ferber. En 1921, cuando estaba embarazada de su segundo hijo, su esposo emigró a Argentina en busca de trabajo. El 30 de septiembre de 1922, Liberman llegó a la Argentina con sus dos hijos para reunirse con su esposo y se instalaron en el pueblo de Tapalqué (en el centro de la provincia de Buenos Aires).

A los pocos meses, ya en 1923, su esposo murió de tuberculosis y Liberman, sin conocimiento del idioma español, se vio obligada a dejar a sus dos bebés en casa de vecinos y mudarse a la ciudad de Buenos Aires en busca de trabajo. Al no conseguir trabajo de costurera, entró ―se desconoce si voluntariamente― en la prostitución. Finalmente fue secuestrada por la red de trata Zwi Migdal, que, bajo la apariencia de una Sociedad Judía de Socorros Mutuos, reclutaba mujeres judías pobres de Europa del Este para explotarlas sexualmente en Buenos Aires y otras ciudades del país.

Una vez atrapada por esta red de trata, Liberman sufrió todo tipo de vejaciones por los «caftenes» (tratantes judíos) en los distintos prostíbulos de la capital. Durante seis años Liberman permaneció prisionera de esta red, pero logró ahorrar dinero a escondidas para lograr su libertad con la complicidad de un cliente, que se apiadó de ella y ofreció comprarla al proxeneta para su propio prostíbulo de judías en Mendoza. El tratante de la Zwi Migdal aceptó, y Liberman le pagó su precio al cliente. Con lo que quedaba de sus ahorros, Liberman compró un local en la calle Callao, pero fue prontamente detectada por la Zwi Migdal. Ésta comenzó a acosarla y amenazarla para evitar que otras prisioneras de la red trataran de seguir su ejemplo. La Zwi Migdal envió a un rufián (José Salomón Korn) para engañarla con promesas de matrimonio. Ella se casó con Korn y al poco tiempo éste le robó sus ahorros y la recluyó en un burdel-cárcel en Buenos Aires.

Después de escapar por segunda vez de la red, Liberman contactó al comisario Julio Alsogaray, un policía con fama de incorruptible, ante el cual radicó la denuncia el 31 de diciembre de 1929. ​El comisario le preguntó si estaba dispuesta a declarar ante un juez y ella afirmó: "Solo se muere una vez: la denuncia no la retiro".​ El juez en lo criminal Manuel Rodríguez Ocampo citó a Líberman a declarar. Así se obtuvo el trasfondo de la siniestra organización: las mujeres eran llevadas de un lugar a otro de modo forzoso, eran maltratadas física y mentalmente para doblegarlas y evitar que denunciaran a la organización. El juez dictó procesamiento y prisión preventiva a 108 miembros de la Zwi Migdal​ y la captura de 334 prófugos bajo los cargos de corrupción y asociación ilícita. A lo largo de la investigación se descubrió cierta complicidad de la red con la Policía Federal.

Los ricos líderes de la Zwi Migdal apelaron la sentencia del juez. Pese a la declaración de Liberman, los jueces de la Cámara de Apelaciones en la causa solo dictaron prisión preventiva a tres integrantes secundarios de la organización, dejando libres a los jefes y a todos los demás. La Cámara justificó su acción en que solo Liberman, pese a las amenazas, había declarado, mientras las otras víctimas no declararon.​

Liberman se reunió con sus hijos y vivió en Buenos Aires. Sin embargo, un par de años después enfermó de cáncer de tiroides y murió el 17 de abril de 1935 a los 34 años, dejando huérfanos a sus dos hijos de 15 y 14 años.​ Antes de morir, estaba tramitando un visado para volver a Polonia con sus hijos para estar con su familia.


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