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Reconocieron su labor

En virtud de la 8va edición del Premio Raquel Liberman, la organización fue destacada por “su trabajo comunitario, la creación de espacios laborales dignos para sobrevivientes de la esclavitud textil y la articulación de programas de asistencia, vivienda y empleo con enfoque en mujeres y personas trans”. Por Joaquín Ramírez Souto Buenos Aires, 12 de diciembre de 2025. En una ceremonia realizada en el Salón Presidente Perón de la Legislatura Porteña, e impulsado por la Dirección General de Derechos Humanos, a cargo de Natacha Steinberg y el Ministerio de Justicia de la Ciudad, cuyo titular es Francisco Quintana,  la Alameda recibió el reconocimiento junto a otras organizaciones como GenTic y el bachillerato Mocha Celis.

En razón de la ley 3460, la Ciudad celebra cada dos años el Premio Raquel Liberman, con el cual busca reconocer el trabajo y la trayectoria, tanto  de organizaciones de la sociedad civil como de personas,  que trabajan en la protección, el acompañamiento y la promoción de los derechos de mujeres víctimas de violencia de género, especialmente de trata.

En su edición 2025, además de la Alameda, participaron otras importantes organizaciones que todos los días aportan su trabajo y experiencia para reducir la desigualdad, violencia y explotación hacía niñas, mujeres y personas trans, como es el caso de Amnistía Internacional, GenTic, Mocha Celis.

¿Quién fue Raquel Liberman?

Raquel Liberman fue una inmigrante judía de origen polaco que, en 1930, se convirtió en símbolo de valentía al denunciar a la organización criminal Zwi Migdal, la mayor red de trata y explotación sexual de mujeres en la Argentina. Su acción permitió desarticular un entramado mafioso que operaba con impunidad desde principios del siglo XX y abrió un camino de memoria y justicia que hoy sigue inspirando políticas públicas y reconocimientos como el Premio Raquel Liberman.

Raquel Liberman nació en Berdichev, Ucrania, el 10 de julio de 1900, en el seno de una familia judía que luego emigró a Varsovia. En 1919 se casó con un sastre y tuvo dos hijos, pero enviudó muy joven. En busca de mejores oportunidades, emigró a la Argentina en 1922, instalándose en Buenos Aires. Allí, como tantas mujeres inmigrantes, quedó expuesta a las redes de trata que captaban a jóvenes vulnerables. Fue víctima de la organización Zwi Migdal, una sociedad integrada por inmigrantes judíos polacos que controlaba cientos de prostíbulos y explotaba a miles de mujeres bajo un sistema de esclavitud sexual.

La Zwi Migdal funcionaba con una estructura mafiosa que incluía reclutadores, proxenetas y empresarios, y contaba con protección política y policial. Se estima que llegó a tener más de 400 socios y miles de mujeres sometidas. Raquel, tras años de explotación, logró abrir un pequeño comercio de antigüedades en la calle Callao, pero fue nuevamente acosada y despojada de sus ahorros por miembros de la organización. En diciembre de 1929 tomó una decisión que cambiaría la historia: se presentó en una comisaría y denunció a la Zwi Migdal. “Estoy segura. Solamente se muere una vez”, habría respondido al comisario que le advirtió sobre los riesgos de su acción.

Su denuncia fue tomada por el juez Manuel Rodríguez Ocampo, quien inició un proceso judicial que terminó con la condena de decenas de integrantes de la organización y la disolución formal de la Zwi Migdal en 1930. Aunque muchos escaparon y las redes de trata continuaron bajo otras formas, el gesto de Raquel Liberman fue decisivo para visibilizar la magnitud del problema y demostrar que era posible enfrentarlo. Ella falleció en 1935, a los 34 años, víctima de un cáncer de tiroides, pero su nombre quedó grabado como símbolo de resistencia y coraje.

Hoy, su legado se mantiene vivo a través de iniciativas como el Premio Raquel Liberman, creado por la Ley 3460 de la Legislatura porteña en 2011. Este reconocimiento bienal distingue a personas y organizaciones que trabajan en la prevención de la violencia de género y la trata de personas. En su octava edición, realizada en diciembre de 2025, la Fundación Alameda fue premiada por su labor comunitaria, la creación de espacios laborales dignos para sobrevivientes de la esclavitud textil y la articulación de programas de asistencia, vivienda y empleo con enfoque en mujeres y personas trans. En la ceremonia también fueron reconocidas organizaciones como GenTic, el bachillerato Mocha Celis y Amnistía Internacional.

La Alameda, fundada por Gustavo Vera, ha sido protagonista en la denuncia de talleres clandestinos y marcas que se benefician de la explotación laboral, además de impulsar la creación del Centro Demostrativo de Indumentaria en Barracas, donde personas liberadas de la trata laboral se organizan en cooperativas con apoyo del INTI. En el ámbito de la trata sexual, la organización ha denunciado redes de prostíbulos incluso antes de la sanción de la Ley de Trata en 2008 y promovió la derogación de normativas que habilitaban cabarets y prostíbulos en la Ciudad.

El Premio Raquel Liberman no solo honra a quienes trabajan contra la explotación, sino que recuerda la historia de una mujer que, desde la vulnerabilidad, se enfrentó a una de las mafias más poderosas de su tiempo. Su nombre se ha convertido en bandera de lucha contra la trata y la violencia de género, y su ejemplo sigue inspirando a generaciones que buscan construir una sociedad más justa e igualitaria.

Raquel Liberman representa la memoria de miles de mujeres que fueron víctimas de la trata en la Argentina y el mundo. Su denuncia fue un acto de dignidad que trascendió su propia vida y que hoy se resignifica en cada acción destinada a erradicar la explotación. La historia de esta inmigrante polaca, que se animó a desafiar a la Zwi Migdal, es un recordatorio de que la valentía individual puede abrir caminos colectivos hacia la justicia y la libertad.

El trabajo de La Alameda


En su presentación, la Alameda hizo hincapié en el trabajo desarrollado en materia de trata laboral, a partir de la denuncia de marcas de prendas que basan su producción en talleres clandestinos y la creación del CDI (Centro Demostrativo de Indumentaria), que ubicado en el Barrio de Barracas, acoge a personas liberadas de la explotación que se organizan en cooperativas asistidas por el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) en un predio perteneciente al Gobierno de la Ciudad.

En materia de trata sexual, se detallaron las principales denuncias de redes de prostíbulos, incluso desde antes de la sanción de la ley de trata (2008), así como la presentación y sanción de la ley que derogó las figuras en el código de habilitaciones a través de las cuales se instalaban y habilitaban prostíbulos y cabarets.

Ambos ejes fueron resumidos en un breve vídeo que se exhibió en la ceremonia, a través de las palabras de Gustavo Vera, presidente y fundador de la organización. En tanto estuvieron presentes en nombre de la Alameda, Facundo Lugo y Silvana Las.


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