Cultura | Cortàzar y las palabras

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Recordar al maestro

El miércoles se cumplieron 106 años del nacimiento de Julio Cortázar, uno de los más grandes escritores argentinos y sus obras siguen más vigentes que nunca. Por esos avatares del destino, su aniversario es dos dìas despuès del de Borges, otro grande de nuestra literatura, del que se cumplieron 121 años esta semana. Cortázar no sólo revolucionó el arte narrativo sino que se comprometió activamente con los procesos de transformación social de América Latina. Por Mariela Sosa
Buenos Aires, 28 de agosto de 2020. Julio Florencio Cortázar nació en Bruselas el 26 de agosto de 1914. En una carta enviada desde París en 1963, el propio Cortázar relataba así los primeros años de su vida: "Nací en Bruselas en agosto de 1914. (...) Mi nacimiento fue un producto del turismo y la diplomacia; a mi padre lo incorporaron a una misión comercial cerca de la legación argentina en Bélgica, y como acababa de casarse se llevó a mi madre a Bruselas. Me tocó nacer en los días de la ocupación de Bruselas por los alemanes, a comienzos de la primera guerra mundial. Tenía casi cuatro años cuando mi familia pudo volver a la Argentina (...). Crecí en Banfield, pueblo suburbano de Buenos Aires, en una casa con un gran jardín lleno de gatos, perros, tortugas y cotorras: el paraíso. Pero en ese paraíso yo era Adán, en el sentido de que no guardo un recuerdo feliz de mi infancia; demasiadas servidumbres, una sensibilidad excesiva, una tristeza frecuente, asma, brazos rotos, primeros amores desesperados.”

Con el tiempo, Julio Cortázar se convertiría en uno de los grandes referentes de la literatura argentina. Escritor desde pequeño, sus padres lo incentivaban a salir a jugar para que no se quedara todo el tiempo en casa, leyendo y escribiendo. Sin embargo, su destino ya estaba sellado. No solo se convirtió en un autor más que celebrado en nuestros país y el exterior, sino en uno de los paladines del llamado Boom latinoamericano: aquel movimiento que puso sobre el mapa, aún más, la literatura de esta región en el resto del mundo. 

La literatura de Cortázar parte de cuestionamientos vitales, del sentido profundo de la vida y del mundo. Sus obras, de marcado carácter experimental, lo convierten en uno de los mayores innovadores de la lengua y la narrativa en lengua castellana. Como los de Borges, sus relatos ahondan en lo fantástico, aunque no abandonan el referente de la realidad cotidiana: en sus textos, la aparición de lo fantástico en la vida cotidiana muestra la  complejidad de lo "real". 

Datos de una biografìa trashumante
 
En Buenos Aires se formó como maestro normal en el Colegio Mariano Acosta, primero, y luego en la carrera de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires. Como maestro, Cortázar dio clases en localidades como Bolívar, Saladillo y Chivilcoy, donde vivió cinco años, publicó poemas en revistas literarias y escribió el guión del film La sombra del pasado, de Ignacio Tankel. De allí se trasladó a la ciudad de Mendoza, donde se desempeñó como profesor de Literatura Francesa y Europea Septentrional en la Universidad Nacional de Cuyo por poco más de un año. En 1948 obtuvo el título de traductor jurado (“en inglés y francés, quítese el sombrero, humilde profesor de Dibujo, y barra el suelo con la pluma de su respeto”, bromea en una misiva a su amigo el artista Sergio Sergi). 

“Mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relación con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas”, escribió Julio Cortázar, quizás sin saber que esas palabras, a 106 años de su natalicio, definen como pocas su relación con la literatura y con el mundo del siglo XX. 

Es el comienzo de Casa Tomada, quizás su cuento más leído y reseñado. Publicado primero en la revista Los Anales de Buenos Aires, dirigida por Jorge Luis Borges, y después incluido en Bestiario, relata la historia de una casa habitada por dos hermanos que es ocupada progresivamente por desconocidos que el texto nunca revela, como tampoco sus motivaciones. 

El cuento, donde lo no dicho es más importante que lo que se dice, fue sujeto de múltiples interpretaciones (metáfora del desconcierto de las clases propietarias frente a la irrupción del peronismo, entre otras) y se convirtió en un sinónimo de la forma en que entendió la literatura. 

En 1951, Cortázar viajó a Europa para asentarse en París, donde vivió hasta su muerte. Cuando abandonó la Argentina ya había publicado sus dos primeros libros de cuentos: La Otra Orilla (1945) y Bestiario (1951). 

En 1963 publicó Rayuela, novela que rompe con la estructura tradicional del género dado que puede leerse en dos direcciones: en orden correlativo (del primer capítulo al último) y saltando entre los distintos capítulos (al final de cada capítulo se indica por cuál se debe seguir). 

Rayuela fue traducido a una treintena de idiomas y formó parte esencial del denominado boom latinoamericano, esto del aumento de lectores de la literatura latinoamericana fundamentalmente en Europa y del que participaron Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y el propio Cortázar, entre otros escritores. 

También en 1963 viaja a Cuba para formar parte de un jurado de las Casas de las Américas. Desde entonces tuvo un activo compromiso con la Revolución Cubana, que no lo privó de críticas al gobierno de la isla. También acompañó al gobierno de Salvador Allende en Chile y a la Revolución Sandinista en Nicaragua. 

Lectores de todo el mundo todavía disfrutan de su concepción lúdica de la literatura (Final de Juego), fantástica (Historia de Cronopios y Famas) y comprometida (Libro de Manuel). También de su condición de crítico literario (Clases de Literatura) y traductor (Cuentos Completos de Edgar Allan Poe). 

Cortázar murió en París el 12 de febrero de 1984 víctima de una leucemia. Fue enterrado en el cementerio de Montparnasse, todavía sin aceptar las cosas como le fueron dadas.  

Cortázar y Borges

La revista Noticias, recordando a Julio Cortázar rescató un texto escrito por Jorge Luis Borges en el que el creador del El Aleph presenta al autor de Casa Tomada y refiere el modo en que se conocieron. Dice Borges, “Hacia mil novecientos cuarenta y tantos, yo era secretario de redacción de una revista Literaria, más o menos secreta. Una tarde, una tarde como las otras, un muchacho muy alto, cuyos rasgos no puedo recobrar, me trajo un cuento manuscrito. Le dije que volviera a los diez días y que le dada mi parecer. Volvió a la semana. Le dije que su cuento me gustaba y que ya había sido entregado a la imprenta. Poco después, Julio Cortázar leyó en letras de molde "Casa tomada" con dos ilustraciones a lápiz de Norah Borges.

Pasaron los años y me confió una noche, en París, que ésa había sido su primera publicación. Me honra haber sido su instrumento. El tema de aquel cuento es la ocupación gradual de una casa por una invisible presencia. En ulteriores piezas Julio Cortázar lo retomaría de un modo más indirecto y por ende más eficaz. Cuando Dante Gabriel Rossetti leyó la novela “Cumbres borrascosas” le escribió a un amigo: "La acción transcurre en el infierno, pero los lugares, no sé por qué, tienen nombres ingleses". Algo análogo pasa con la obra de Cortázar. Los personajes de la fábula son deliberadamente triviales. Los rige una rutina de casuales amores y de casuales discordias. Se mueven entre cosas triviales: marcas de cigarrillo, vidrieras, mostradores, whisky, farmacias, aeropuertos y andenes. Se resignan a los periódicos y a la radio. La topografía corresponde a Buenos Aires o a París y podemos creer al principio que se trata de meras crónicas. Poco a poco sentimos que no es así.

Muy sutilmente el narrador nos ha atraído a su terrible mundo, en que la dicha es imposible. Es un mundo poroso, en el que se entretejen los seres; la conciencia de un hombre puede entrar en la de un animal o la de un animal en un hombre. También se juega con la materia de la que estamos hechos, el tiempo. En algunos relatos fluyen y se confunden dos series temporales. El estilo no parece cuidado, pero cada palabra ha sido elegida. Nadie puede contar el argumento de un texto de Cortázar; cada texto consta de determinadas palabras en un determinado orden. Si tratamos de resumirlo verificamos que algo precioso se ha perdido”.


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