Política | Efectos de la crisis económica
19/09
0
La desocupación avanza
La desocupación en la Ciudad de Buenos Aires durante el segundo trimestre de 2025 volvió a crecer: afectó a 132.000 personas, el 7,7% de la población económicamente activa (PEA), lo que implica un incremento frente al 7,3% registrado para el mismo periodo del año pasado, según reveló el Instituto de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires (IDECBA). Fueron 7.500 personas desocupadas más que en el mismo período en 2024. Los datos oficiales, además, muestran que las mujeres y los residentes del sur de la Capital Federal son más desproporcionalmente afectados por la desocupación. Uno de cada cinco porteños tiene problemas de empleo. Por Mateo Salvo Buenos Aires, 19 de setiembre de 2025. La desocupación en la Ciudad de Buenos Aires volvió a mostrar señales de deterioro en el segundo trimestre de 2025. Según el Instituto de Estadísticas y Censos de la Ciudad (IDECBA), 132.000 personas se encontraban sin trabajo, lo que representa el 7,7% de la población económicamente activa (PEA). Esta cifra no solo implica un incremento respecto al 7,3% registrado en el mismo período del año anterior, sino que también revela una tendencia preocupante en el mercado laboral porteño, especialmente en sectores históricamente vulnerables como las mujeres y los residentes del sur de la capital.
Este aumento de 7.500 personas desocupadas en un año se inscribe en un contexto de desaceleración económica nacional, marcada por una caída del consumo, una inflación persistente y una retracción en la inversión privada. Aunque la cifra no alcanza los niveles críticos de otras épocas —como el 20,8% de desempleo nacional registrado en 2002, en plena crisis del modelo de convertibilidad— sí representa un retroceso respecto a los avances logrados en la última década, cuando la Ciudad había logrado mantener tasas de desocupación por debajo del 7% en varios trimestres consecutivos.
La PEA porteña supera los 1,7 millones de trabajadores, de los cuales el 72,6% se desempeña como asalariado y el 22% como cuentapropista. Este último grupo, que históricamente ha funcionado como un refugio ante la falta de empleo formal, sufrió una baja del 2,7% en el período analizado y una caída interanual del 11,5%. La contracción del trabajo independiente refleja no solo la dificultad de sostener actividades autónomas en un contexto económico adverso, sino también la creciente informalidad y precarización laboral.
La tasa bruta de empleo se ubicó en 55,3%, con una fuerte concentración en el sector de Servicios (73,5%), seguido por Comercio (14,6%) e Industria y Construcción (10,9%). Esta estructura productiva, centrada en actividades terciarias, ha mostrado cierta resiliencia frente a las crisis, pero también limita la generación de empleo industrial, históricamente más estable y mejor remunerado.
Uno de los datos más alarmantes del informe del IDECBA es la disparidad territorial y de género en el impacto del desempleo. En la Zona Sur de la Ciudad, la tasa de desocupación asciende al 10,5%, muy por encima del promedio general. Esta región, históricamente postergada en términos de infraestructura, inversión y oportunidades laborales, concentra los mayores niveles de pobreza y vulnerabilidad social. En contraste, la Zona Norte registra una tasa de desocupación del 12,2%, lo que evidencia una brecha persistente en el acceso al empleo.
Las mujeres, por su parte, enfrentan una situación aún más crítica. Su tasa de desocupación alcanza el 8,8%, frente al 6,7% de los varones. Además, dentro del universo de trabajadores ocupados, el 63,6% de quienes están subocupados —es decir, trabajan menos horas de las que necesitan o desean— son mujeres. Esta doble penalización revela no solo una menor inserción laboral femenina, sino también una mayor precariedad en las condiciones de trabajo.
La tasa combinada de desocupación y subocupación horaria se eleva al 18,1% de la fuerza laboral, lo que implica que casi uno de cada cinco trabajadores en la Ciudad está sin empleo o trabaja menos de lo necesario. En la Zona Sur, esta cifra trepa al 23,4%, mientras que entre las mujeres alcanza el 22,1%, frente al 14,1% de los varones. Estos datos confirman que la desigualdad en el acceso al trabajo sigue siendo una de las principales deudas sociales de la Ciudad.
Otro aspecto relevante del informe es el crecimiento de la informalidad laboral. El 28,4% de los asalariados no recibe descuentos jubilatorios, lo que implica que no están registrados formalmente en el sistema previsional. Este porcentaje creció 2,3 puntos en el último año, lo que sugiere un deterioro en la calidad del empleo. Además, el 6,1% de los asalariados trabaja bajo contratos temporales o de duración determinada, lo que incrementa la inestabilidad laboral.
Finalmente, el informe revela que el 31,4% de las personas que tienen una ocupación están buscando otro empleo, y dentro de ese grupo, una gran proporción se encuentra en situación de subocupación horaria. Este dato no solo refleja la insatisfacción con las condiciones actuales de trabajo, sino también la necesidad de mejorar los ingresos y la estabilidad laboral.
En suma, la desocupación en la Ciudad de Buenos Aires no solo ha crecido en términos absolutos, sino que ha profundizado las desigualdades estructurales que afectan a los sectores más vulnerables. La persistencia de la informalidad, la precariedad contractual y la brecha de género y territorial en el acceso al empleo plantean desafíos urgentes para las políticas públicas. En un país donde el trabajo ha sido históricamente un eje de integración social, la recuperación del empleo de calidad debe ser una prioridad ineludible.
Dejanos tu comentario
Más notas Política
-
No sólo coimas, también timba Salud pública, ¡al carajo!
-
Crisis sanitaria Otro laboratorio suspendido
-
Inflación en la Ciudad Fue de 1,6% en agosto
-
Amparo colectivo de los cartoneros Deben restituirles el transporte
-
Personas en situación de calle Denuncian subregistro
-
Veinte años de la Ley de Comunas Promesas incumplidas
-
Estatales en lucha Reclamos y movilización
-
Corrupción y desencanto Cuando nada cambia
