Cultura | 50 años de su primera edición
29/06
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Rayuela, de Julio Cortázar
La obra cumbre de Julio Cortázar, aquella que revolucionó la literatura y escritura de la época, cumplió 50 años: fue publicada por primera vez un 28 de junio de 1963 por la editorial Sudamericana. Inauguró el renombrado "boom latinoamericano" y fue elegida como una de las 100 mejores del siglo XX. Por Belén Sosa Buenos Aires, 29 de junio de 2013. Rayuela irrumpió en escena para demostrar todo lo que podía acontecer de novedoso si se abandonaba la solemnidad, la corrección e incluso la lógica, elecciones que postularon una ruptura con las formas clásicas de la narración que se agigantó con la propuesta de sacudir al lenguaje con nuevas expresiones, tal vez como una pretensión de ilustrar la imposibilidad de nominar la totalidad del mundo.
Con un total de 155 capítulos, una de las particularidades de Rayuela es la propuesta de lectura que ofrece: la tradicional, del capítulo 1 al 56, y la del Tablero de dirección, saltando y alternando capítulos.
Incorporada definitivamente al paisaje cultural como una de las obras decisivas de la literatura argentina tras surgir como exponente de las vanguardias narrativas de los 60, Rayuela revalida la vigencia de Julio Cortázar en una edición conmemorativa lanzada por estos días en coincidencia con el 50 aniversario de su publicación.
Los méritos no han perdido impacto en la resignificación de época: baluarte de experimentación semántica y sintáctica que interpeló el rol del lector a la vez que ofició como una sutil representación contracultural evocadora de los contrates de una década vertiginosa, la obra que Cortázar comenzó a soñar en 1958 siguió el mismo derrotero de las vanguardias artísticas surgidas con pretensión subversiva y luego asimiladas por el canon.
"Personalmente, creo no haber escrito nada mejor que `El Perseguidor`; sin embargo, en `Rayuela` he roto tal cantidad de diques, de puertas, me he hecho pedazos a mí mismo de tantas y de tan variadas maneras, que por lo que a mi persona se refiere ya no me importaría morirme ahora mismo", escribió Cortázar a su amigo Jean Bernabé en una misiva que integra el segundo volumen de Cartas, publicado por Alfaguara al igual que esta edición conmemorativa de la novela.
"Sé que dentro de unos meses pensaré que todavía me quedan otros libros por escribir, pero hoy, en que todavía estoy bajo la atmósfera de Rayuela tengo la impresión de haber ido hasta el límite de mí mismo, y de que sería incapaz de ir más allá”, definía el escritor.
Ya desde la primera página, titulada "Tablero de dirección", Cortázar explicita su idea de romper el orden establecido y propone dos maneras alternativas de transitar las 600 páginas que siguen: de corrido -en cuyo caso el libro terminaría en el capítulo 56 siendo el resto "prescindible"- o según un itinerario no lineal en el que ubica como primero al capítulo 73, en cuyo caso todos los capítulos serían "necesarios".
"A mí se me ocurrió, y sé muy bien que era una cosa muy difícil, un texto donde el lector en lugar de leer consecutivamente una novela tuviera opciones, lo cual lo situaría ya casi en pie de igualdad con el autor, porque él también había tomado diferentes opciones al escribir el libro", explica el escritor en una entrevista publicada poco después de la aparición del libro.
La obra donde la Maga y Oliveira juegan al amor mientras deambulan de París a Buenos Aires y sobre todo, donde los lectores juegan a construir su propia novela dialogando o peleando con el surrealismo, lo fragmentario y lo poético, fascinó a tantos como sublevó a otros, aunque el tiempo ha disuelto el afán combativo de la mayoría de los segundos para cerrar filas en torno a una novela que está considerada entre las cien mejores del siglo XX.
Antes de entregar el manuscrito de Rayuela, que entró en contacto con los lectores el 28 de junio de 1963, Cortázar tenía un bien ganado prestigio como cuentista a partir de obras como Bestiario (1951), Final del juego (1956) y Las armas secretas (1959) y había publicado ya otra novela, Los premios (1960).
Aún no se había instalado la idea del "boom latinoamericano", cuyo disparador se produjo dos años más tarde con La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa y más tarde con Cien años de soledad del colombiano Gabriel García Márquez, pero de alguna manera el escritor argentino ya se había adelantado con su novela rupturista y experimental.
Ya sea por su ambición literaria y vital, su renovación de los pactos narrativos o su afán poético, Rayuela fue intensamente leída a través del tiempo con una curiosidad, asombro e interés que se condensa en la actual edición conmemorativa que incluye un apéndice donde Cortázar narra la historia del experimento que buscó el más allá de todas las fronteras.
El recuerdo del lanzamiento de Rayuela viene acompañado de otras celebraciones relacionadas con el autor, ya que el 26 de agosto del año que viene se celebra el centenario de su nacimiento y unos meses antes, el 12 de febrero, se cumplirán 30 años de su muerte.
En Buenos Aires habrá homenajes y celebraciones, entre ellas se le colocará el nombre Rayuela a la Plaza del Lector, donde se encuentra la Biblioteca Nacional, en tanto que la Fundación Juan March de Madrid, donde se encuentra la biblioteca personal del escritor donada por su albacea Aurora Bernárdez, está terminando el proceso de digitalización de la novela que estará disponible en internet.
10 fragmentos de Rayuela
1. “¿Encontraría a la Maga?...
...Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico."
2. “¿Por qué stop?...
...Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto. Pero estoy solo en mi pieza, caigo en artilugios de escriba, las perras negras se vengan cómo pueden, me mordisquean desde abajo de la mesa."
3. “Pero el amor, esa...
...palabra...Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero."
4. “Desde la ventana...
...de su cuarto en el segundo piso Oliveira veía el patio con la fuente, el chorrito de agua, la rayuela del 8, los tres árboles que daban sombra al cantero de malvones y césped, y la altísima tapia que le ocultaba las casas de la calle. El 8 jugaba casi toda la tarde a la rayuela, era imbatible, el 4 y la 19 hubieran querido arrebatarle el Cielo pero era inútil, el pie del 8 era un arma de precisión, un tiro por cuadro, el tejo se situaba siempre en la posición más favorable, era extraordinario. Por la noche la rayuela tenía como una débil fosforescencia y a Oliveira le gustaba mirarla desde la ventana. En su cama, cediendo a los efectos de un centímetro cúbico de hipnosal, el 8 se estaría durmiendo como las cigüeñas, parado mentalmente en una sola pierna, impulsando el tejo con golpes secos e infalibles, a la conquista de un cielo que parecía desencantarlo apenas ganado. «Sos de un romanticismo inaguantable», se pensaba Oliveira, cebando mate."
5. “Me desperté y vi la luz....
...del amanecer en las mirillas de la persiana. Salía de tan adentro de la noche que tuve como un vómito de mí mismo, el espanto de asomar a un nuevo día con su misma presentación, su indiferencia mecánica de cada vez: conciencia, sensación de luz, abrir los ojos, persiana, el alba. En ese segundo, con la omnisciencia del semisueño, medí el horror de lo que tanto maravilla y encanta a las religiones: la perfección eterna del cosmos, la revolución inacabable del globo sobre su eje. Náusea, sensación insoportable de coacción. Estoy obligado a tolerar que el sol salga todos los días. Es monstruoso. Es inhumano. Antes de volver a dormirme imaginé (vi) un universo plástico, cambiante, lleno de maravilloso azar, un cielo elástico, un sol que de pronto falta o se queda fijo o cambia de forma."
6. “Toco tu boca....
...con un dedo todo el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos, donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua."
7. “ -Está en cualquier...
... buen tratado de filosofía -dijo tímidamente Gregorovius, que había hojeado entomológicamente las carpetas y parecía medio dormido-. No se puede revivir el lenguaje si no se empieza por intuir de otra manera casi todo lo que constituye nuestra realidad. Del ser al verbo, no del verbo al ser. -Intuir -dijo Oliveira- es una de esas palabras que lo mismo sirven para un barrido que para un fregado. No le atribuyamos a Morelli los problemas de Dilthey, de Husserl o de Wittgenstein. Lo único claro en todo lo que ha escrito el viejo es que si seguimos utilizando el lenguaje en su clave corriente, con sus finalidades corrientes, nos moriremos sin haber sabido el verdadero nombre del día. Es casi tonto repetir que nos venden la vida, como decía Malcolm Lowry, que nos la dan prefabricada. También Morelli es casi tonto al insistir en eso, pero Etienne acierta en el clavo: por la práctica el viejo se muestra y nos muestra la salida. ¿Para qué sirve un escritor sino para destruir la literatura? Y nosotros, que no queremos ser lectores-hembra, ¿para qué servimos sino para ayudar en lo posible a esa destrucción? -¿Pero y después, qué vamos a hacer después? -dijo Babs. -Me pregunto -dijo Oliveira-. Hasta hace unos veinte años había la gran respuesta: la Poesía, ñata, la Poesía. Te tapaban la boca con la gran palabra. Visión poética del mundo, conquista de una realidad poética. Pero después de la última guerra, te habrás dado cuenta de que se acabó. Quedan poetas, nadie lo niega, pero no los lee nadie -No digas tonterías-dijo Perico-. Yo leo montones de versos. -Claro, yo también. Pero no se trata de los versos, che, se trata de eso que anunciaban los surrealistas y que todo poeta desea y busca, la famosa realidad poética. Creeme, querido, desde el año cincuenta estamos en plena realidad tecnológica, por lo menos estadísticamente hablando. Muy mal, una lástima, habrá que mesarse los cabellos, pero es así. -A mí se me importa un bledo la tecnología -dijo Perico-. Fray Luis, por ejemplo... -Estamos en mil novecientos cincuenta y pico.-Ya lo sé, coño. -No parece."
8. “El desorden en que....
...vivíamos, es decir el orden en que un bidé se va convirtiendo por obra natural y paulatina en discoteca y archivo de correspondencia por contestar, me parecía una disciplina necesaria aunque no quería decírselo a la Maga. Me había llevado muy poco comprender que a la Maga no había que plantearle la realidad en términos metódicos, el elogio del desorden la hubiera escandalizado tanto como su denuncia. Para ella no había desorden, lo supe en el mismo momento en que descubrí el contenido de su bolso (era en un café de la rue Réaumur, llovía y empezábamos a desearnos), mientras que yo lo aceptaba y lo favorecía después de haberlo identificado; de esas desventajas estaba hecha mi relación con casi todo el mundo, y cuántas veces, tirado en una cama que no se tendía en muchos días, oyendo llorar a la Maga porque en el metro un niño le había traído el recuerdo de Rocamadour, o viéndola peinarse después de haber pasado la tarde frente al retrato de Leonor de Aquitania y estar muerta de ganas de parecerse a ella, se me ocurría como una especie de eructo mental que todo ese abecé de mi vida era una penosa estupidez porque se quedaba en mero movimiento dialéctico, en la elección de una inconducta en vez de una conducta, de una módica indecencia en vez de una decencia gregaria".
9. “A la luz del fósforo....
...se veía el gorro de astrakán, una bata grasienta, unos ojillos rabiosos. El gorro proyectaba sombras gigantescas en la caja de la escalera, la Maga estaba fascinada. Oliveira se levantó, apagó el fósforo de un soplido y entró en la pieza cerrando suavemente la puerta. -Salud -dijo Oliveira-. No se ve ni medio, che. -Salud -dijo Gregorovius-. Menos mal que te lo sacaste de encima. -Per modo di dire. En realidad el viejo tiene razón, y además es viejo. -Ser viejo no es un motivo -dijo la Maga. -Quizá no sea un motivo pero sí un salvoconducto. -Vos dijiste un día que el drama de la Argentina es que está manejada por viejos. -Ya cayó el telón sobre ese drama -dijo Oliveira-. Desde Perón es al revés, los que tallan son los jóvenes y es casi peor, qué le vas a hacer. Las razones de edad, de generación, de títulos y de clase son un macaneo inconmensurable."
10. “Estos sujetos....
...creen con otros locos que no estamos en el mundo, que nuestros gigantes padres nos han metido en un corso a contramano del que habrá que salir si no se quiere acabar en una estatua ecuestre o convertido en abuelo ejemplar, y que nada está perdido si se tiene por fin el valor de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo, como los famosos obreros que en 1907 se dieron cuenta una mañana de agosto de que el túnel del Monte Brasco estaba mal enfilado y que acabarían saliendo a más de quince metros del túnel que excavaban los obreros yugoslavos viniendo de Dublivna. ¿Qué hicieron los famosos obreros? Los famosos obreros dejaron como estaba su túnel, salieron a la superficie, y después de varios días y noches de deliberación en diversas cantinas del Piemonte, empezaron a excavar por su cuenta y riesgo en otra parte del Brasco, y siguieron adelante sin preocuparse de los obreros yugoslavos, llegando después de cuatro meses y cinco días a la parte sur de Dublivna, con no poca sorpresa de un maestro de escuela jubilado que los vio aparecer a la altura del cuarto de baño de su casa. Ejemplo loable que hubieran debido seguir los obreros de Dublivna (aunque preciso es reconocer que los famosos obreros no les habían comunicado sus intenciones) en vez de obstinarse en empalmar con un túnel inexistente como es el caso de tantos poetas asomados con más de medio cuerpo a la ventana de la sala de estar, a altas horas de la noche."
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