Política | Boleto estudiantil universitario

28/11

0

Vigencia limitada

El boleto universitario en la Ciudad de Buenos Aires comenzó a implementarse en noviembre de 2025, pero su reglamentación generó fuertes críticas por ser considerada discriminatoria y restrictiva. Dirigentas estudiantiles de la UBA sostienen que el beneficio quedó reducido y que la política pública se transformó en un derecho recortado. Por Mailén González Buenos Aires, 28 de noviembre de 2025. La puesta en marcha del boleto educativo universitario en CABA, aprobado en la Legislatura porteña en 2024 y finalmente reglamentado este año, fue presentada por el Gobierno de la Ciudad como una conquista histórica. Sin embargo, la medida llegó envuelta en polémica. Según el artículo publicado por Tomás Beltrame en El Grito del Sur el 23 de noviembre de 2025, los requisitos socioeconómicos, la residencia obligatoria en CABA, los topes de viajes y la exclusión de líneas de transporte muy utilizadas generaron rechazo en gran parte del movimiento estudiantil.  

Tatiana Fernández Martí, referente del Partido Obrero, denunció que la reglamentación “es muy discriminatoria y restrictiva” porque deja afuera al 50% de la población estudiantil que cursa en facultades y profesorados de la Ciudad, especialmente a quienes viajan desde el conurbano. Para ella, el problema es político: ni el gobierno porteño ni el bonaerense quieren dar respuesta a miles de estudiantes que invierten gran parte de sus ingresos en transporte.  

La exclusión territorial se suma a filtros académicos y socioeconómicos. El Gobierno de la Ciudad exige que los estudiantes promocionen al menos tres materias o que los avanzados de profesorados hayan cursado todas las del año anterior. Fernández Martí advirtió que esto castiga a quienes más apoyo necesitan, ya que muchos deben compatibilizar trabajo y estudio.  

Julia Benito, presidenta del centro de estudiantes de Ciencias Exactas, coincidió en que la reglamentación traiciona el principio de universalidad. Señaló que el costo del transporte es hoy una barrera estructural y que el boleto debería ser universal porque “todos los estudiantes somos vulnerables con los altos costos de vida”. Además, recordó que el beneficio se aprobó hace un año pero recién se implementó al final del cuatrimestre, lo que motivó la presentación de un amparo judicial.  

Benito identificó dos trabas centrales: requisitos extras que las universidades no emiten y la restricción arbitraria del beneficio a unas pocas líneas locales, dejando afuera colectivos nacionales que circulan en la Ciudad. “De las pocas líneas que llegan a Ciudad Universitaria, solo tres estarían contempladas”, denunció. Para ella, el Gobierno porteño anuncia grandes políticas en los medios pero inventa requisitos para que beneficien a la menor cantidad de personas posible.  

Agostina Olivera, presidenta del centro de estudiantes de Ciencias Sociales, enmarcó la discusión en una disputa cultural sobre el rol del Estado en la educación superior. Consideró que la reglamentación es un ejemplo del abandono del gobierno de Jorge Macri y de la sintonía con las políticas nacionales de ajuste. Reconoció que la aprobación del boleto fue una victoria parcial, pero subrayó que el proyecto ya nacía recortado y que la reglamentación profundizó esas limitaciones.  

Olivera destacó que los filtros académicos afectan a estudiantes de carreras con finales obligatorios, que pueden quedar fuera del beneficio aunque sean regulares. “La reglamentación necesariamente está yendo contra una victoria concreta que ganamos, pero también intentando reducirla al máximo posible, lo cual resulta irrisorio si estamos hablando de la ciudad más rica del país”, afirmó.  

En paralelo, el Gobierno porteño difundió que el boleto cubre el 100% del costo del transporte en subte, premetro y unas 30 líneas de colectivos, con vigencia de lunes a sábado entre las 5 y las 24 horas, limitado a días de cursada presencial. Para acceder, los estudiantes deben acreditar residencia en CABA, regularidad académica y cumplir con requisitos socioeconómicos.  

La tensión entre el anuncio oficial y la percepción estudiantil refleja un conflicto más amplio: mientras el Ejecutivo porteño defiende la medida como un avance, los centros de estudiantes la consideran una política de exclusión que contradice el espíritu original del boleto educativo. La discusión sobre su alcance y universalidad promete seguir siendo un eje central en la agenda universitaria y política de la Ciudad.  



Compartir nota en las redes sociales Enviar Imprimir

Dejanos tu comentario