Cultura | Centenario de Pichuco

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Bandoneón mayor de Buenos Aires

Aníbal Carmelo Troilo, conocido como "Pichuco", una leyenda del tango y de Buenos Aires, tan presente en el oído nacional y muerto a una edad prematura, nació en el barrio de Almagro hace ya un siglo. Por Belén Sosa Buenos Aires, 5 de julio de 2014. Aníbal Carmelo Troilo, alias Pichuco nació en su querida Buenos Aires el 11 de julio de 1914. Fue en una casa de la calle Cabrera 2937, entre Anchorena y Laprida (en pleno barrio del Abasto) pero desde los ocho años de edad (después de la muerte de su padre) vivió en Soler 3280, entre Gallo y Agüero (en el barrio de Recoleta).

El suyo fue un hogar de inmigrantes italianos y su madre, Felisa Bagnoli, fue la responsable de haberle comprado por 140 pesos de la época y en diez cuotas su primer bandoneón, para que el pequeño -de diez años- pudiera seguir tocando en los cafés de su barrio con un instrumento propio.

Ya en su madurez se lo llamó El Bandoneón Mayor de Buenos Aires y se lo promocionaba en las radios con la frase "Troilo se escribe con T, de Tango".

Es difícil imaginar para los que no fueron sus coetáneos a un ser humano como él, transformado en un mito en vida, adorado incluso por Astor Piazzolla, otro ídolo de la música ciudadana que nos distingue en el mundo.

¿Cómo hizo, al orillar los 40 años, además de ser un referente para todos los bandoneonistas rioplatenses, para haber creado piezas esenciales del tango junto a sujetos como Homero Manzi, Cátulo Castillo o Enrique Cadícamo en las letras y Francisco Fiorentino, Edmundo Rivero y Roberto Goyeneche en las voces?

Con el violinista Elvino Vardaro integró hacia 1930 su famoso sexteto junto al joven pianista Osvaldo Pugliese, el segundo violín Alfredo Gobbi hijo y el otro bandoneón, Ciriaco Ortiz, aunque el conjunto jamás realizó grabaciones.

Luego pasó por varias orquestas -Juan D’Arienzo, Julio De Caro, Angel D’Agostino- y en 1937 debutó con la propia, con Orlando Goñi (piano), Kicho Díaz (contrabajo) y Francisco Fiorentino (voz), entre otros, en la boite Marabú, de la calle Maipú entre Corrientes y Sarmiento, mano de los pares, cuyo portal se podía apreciar hasta hace unos años.

Además de sus actuaciones con la orquesta típica, Pichuco formó en los 50 un notorio dúo con el guitarrista Roberto Grela -del que hay muchas grabaciones-, convertido alternativamente en Cuarteto Troilo-Grela, hasta que la relación entre ambos se enturbió.

Ese fue un hecho extraño en las relaciones de Troilo, tenido por todos como un hombre sumamente afable cuyo perfil de Buda, cuando se aplicaba al instrumento, le daba un aspecto blando e infantil, que llevó a algunos a decir que tocaba "haciendo pucheros".

Contrariamente al iconoclasta Piazzolla, Troilo gozó de popularidad desde el principio y jamás la perdió hasta 1975, cuando falleció con sólo 60 años, porque además de su dejo vanguardista mantuvo la forma tradicional del tango bailable.

Le puso música a hitos de la porteñidad como "La última curda" y "María", con Cátulo Castillo, "Garúa", con Enrique Cadícamo, y sobre todo "Sur", "Barrio de tango" y "Romance de barrio", con Homero Manzi, ese amigo entrañable que con su muerte en 1951 lo sumió en una profunda tristeza de la que le costó mucho salir, y para el que compuso el tango "Responso".

Su actividad en el cine y en el teatro es más cuantiosa que recordada: en 1933 aparece muy jovencito en "Los tres berretines", tocando en un palco a espaldas de Luis Sandrini, y también se lo vio en "Radio Bar" y "El tango vuelve a París", de Manuel Romero, "Muchachos de la ciudad", de José Agustín Ferreyra, y "Mi noche triste", de Lucas Demare, entre otros títulos.

Fue famosa su participación en la puesta de "El patio de la morocha", con textos y letras de Cátulo Castillo en el Teatro Enrique Santos Discépolo -hoy Presidente Alvear-, un exitazo que duró años en cartel y donde estaban Aída Luz, Agustín Irusta, Raúl Berón y Jorge Casal.

Su música se escuchó en la reposición de "Caramelos surtidos", de Enrique Santos Discépolo, y en los años siguientes intervino como gran figura en varios espectáculos tangueros, entre ellos "Simplemente Pichuco", en el Odeón, sobre idea de Horacio Ferrer, entrenado el 3 de abril de 1975, que fue el último.

Pese a las actuaciones de Juan Carlos Copes y María Nieves, los cantantes Alba Solís y Roberto Achával y sobre todo Edmundo Rivero como invitado, la cosa no funcionó; apenas llegaban a cubrir la mitad de la platea.

Se dice que eso al Gordo lo afectó enormemente y le causó varios episodios cardiovasculares que lo condujeron a su internación en el Hospital Italiano de Buenos Aires, acompañado por Zita, su esposa de toda la vida, donde su corazón dijo basta a las 23.40 del domingo 18 de mayo de 1975.

EN EL OBELISCO

Habrá “bandoneonazo” en el Obelisco para homenajear a Aníbal Troilo. Será el lunes próximo al mediodía por el centenario del natalicio de Pichuco, también Día Nacional del Bandoneón. Con el título “Más de 100 bandoneonistas en homenaje al Bandoneón Mayor“. Por eso, convocan a los músicos a juntarse en el Pasaje Piazzolla, (Diagonal Norte, entre Libertad y Cerrito, Buenos Aires).

“Se hará la foto más impactante, más de 100 maestros del fueye juntos, todos en homenaje al Centenario del natalicio de Aníbal Troilo y al Día Nacional del Bandoneón”, invitan los organizadores. “Convocamos a todos los bandoneonistas para que nos ayuden a reunir la mayor cantidad de bandoneones… Ya lo hicimos hace 10 años, ahora vamos por más”, añadieron.

PROFESOR HONORARIO

El próximo jueves 10 recibirá su último título. Aníbal Troilo será homenajeado –a cien años de su nacimiento– con el diploma de Profesor Honorario de la Universidad de Buenos Aires “Post Mortem”. Título que recibirá su familia el jueves 10 a las 19 en la Usina del Arte (Agustín Caffarena 1, esquina Av. Pedro de Mendoza). Será en una ceremonia en la que habrá una muestra de ilustraciones originales de Hermenegildo Sábat y música del cuarteto de Esteban Morgado.

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