Política | Polo Científico Tecnológico

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Un viejo sueño transformó a las ex Bodegas Giol

El Gobierno lo considera como la gran innovación en gestión de la ciencia: el edificio de las ex Bodegas Giol, en Palermo, fue convertido en un polo científico. “Es un viejo sueño”, dijo la Presidenta al inaugurarlo. El objetivo es cambiar el perfil económico y productivo del país. Por Mailén González Buenos Aires, 8 de octubre de 2011. Diez minutos antes del mediodía, bajo un sol que pegaba perpendicular en el barrio de Palermo, Cristina Kirchner cortó la cinta y dejó caer la bandera, quedando al descubierto el cartel que anunciaba “Ministerio de Ciencia y Tecnología”, en grandes letras mayúsculas. Las grandes instalaciones, que albergaron hasta los finales de los 80, la actividad porteña de uno de los gigantes de la industria vitivinícola, ahora se recuperaron para el desarrollo de investigación científico tecnológica de avanzada.

La presencia de buena parte de su gabinete daba cuenta de la importancia que le otorgaban al acto: el Polo Científico Tecnológico, que albergará esa cartera, además de otras dependencias públicas y privadas, ha sido una de las grandes apuestas de su gobierno.

Un rato más tarde, en el acto que encabezó allí mismo, ante unas dos mil personas, entre ellas los científicos y obreros que participaron de la construcción, la Presidenta destacó el “rol preponderante en el desarrollo económico” de los países que implica “la asociación inteligente entre el Estado, las empresas privadas y la ciencia y tecnología”, al tiempo que definió como objetivo de su gobierno el crecimiento entrelazado “del conocimiento, la economía y lo público”.

Bodegas Giol era considerada para el tiempo de la celebración del centenario de la República Argentina, en 1910, la bodega más grande del mundo y la historia de sus hacedores, dos humildes inmigrantes, era famosa dentro y fuera del país.

Nacida de la sociedad entre Bautista Gerónimo Gargantini y Juan Giol, fue un establecimiento construido a medida que aumentaba la producción de vino, es decir las ganancias se invertían en maquinarias, galpones, nuevas viñas, etcétera. Esto significó que Giol, en 1911, con la dirección técnica de Tobías Noseda y el contador Iride Marelli, lograra elaborar la mitad de los vinos argentinos. Después vendrían los años de su decadencia, la estatización en 1964 para evitar su quiebra y la posterior privatización decidida en 1988, con sus bienes fraccionados.

LA NUEVA ETAPA

El Polo recién inaugurado, construido en las ex Bodegas Giol de Palermo, está ubicado entre las calles Soler, Paraguay, Godoy Cruz y la Avenida Juan B. Justo, y fue financiado con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el tesoro nacional.
De esta manera quedará oficializada la finalización de un proyecto gestado desde octubre de 2009, donde funcionarán el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva; la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, y un conjunto de institutos interdisciplinarios de investigación, que tienen la misión de fomentar las relaciones internacionales entre la Argentina y el mundo en cuanto a investigación y desarrollo en ciencia, tecnología e innovación productiva.
El desarrollo de la primera etapa que se inauguró ayer tomó seis años, desde que se compraron los 45 mil metros cuadrados pertenecientes a las ex Bodegas Giol y Santa Ana, junto a las vías del Ferrocarril San Martín, en el barrio de Palermo, hasta el corte de la cinta. La segunda mitad del proyecto, de la que ya se hicieron los cimientos, comenzará a construirse el año que viene, prometió la Presidenta durante el acto de ayer, en el que también inauguró un instituto de biotecnología en San Martín.

En esa segunda etapa, prevista para 2012, se instalarán en ese centro la sede central del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), además de un museo de ciencias y auditorios -destinados a la divulgación científica-, biblioteca y casa de huéspedes.

La inauguración –advierten en el entorno presidencial– es una señal de lo que vendrá después de diciembre: Cristina Kirchner se mantuvo ayer en una tónica muy presente en este tramo de la campaña, haciendo énfasis en el rol preponderante que tendrá el desa-rrollo científico y tecnológico en el modelo que quiere imprimirles a los próximos años de su gestión. “Está en línea con Tecnópolis, con el desarrollo de industrias de software, con el Plan Industrial y el Agroalimentario, con la repatriación de cerebros, con las notebooks gratis: el objetivo es cambiar el perfil económico y productivo del país”, argumentan.

El proyecto del Polo Científico Tecnológico fue “la mayor inversión puntual en un proyecto relacionado con ciencias” de la historia, según aseguraban desde el Ministerio de Ciencia y Tecnología.

“Este es un día memorable no sólo para la ciencia, sino para todos los argentinos –destacó CFK–. Es cumplir un viejo sueño que parecía que nunca iba a llegar. Fue un hombre, el presidente Kirchner, el que imaginó este sueño, como tantos otros en Argentina”, se emocionó, recordando el comienzo de la idea, cuando Ciencia y Tecnología todavía no tenía rango ministerial, sino que era una secretaría del Ministerio de Educación. “Esto antes eran viejas bodegas abandonadas, de lo que una vez fue un establecimiento industrial, que por los avatares de la historia argentina se convirtió en ruinas llenas de roedores”, comentó, para graficar el contraste, y remató: “El conocimiento ocupa en este gobierno un lugar fundamental”.

VALOR AGREGADO

Ante la presencia de David Mac Allister, ministro-presidente (una suerte de gobernador) de Baja Sajonia, recordó que esa provincia alemana es accionista de la Volkswagen y posee el 20 por ciento de la firma. “Eso es para los que aquí se horrorizaban de que el Estado tuviera participación a través de la Anses en algunas empresas”, sostuvo CFK. En ese sentido, propuso una “asociación inteligente entre Estado, empresas privadas, la economía, lo privado y lo público, la ciencia y la tecnología” como un modelo a seguir que “agregue valor” a la economía.

Sin embargo, esto no es un fenómeno nuevo y ya pueden apreciarse los primeros efectos de la apuesta: ayer mismo, en videoconferencia con Villa María, donde se inauguraba un comedor universitario, el rector le informó a la Presidenta que “el 93 por ciento de los egresados son el primer graduado universitario en sus familias”, algo que, remarcó ella, “es porque la universidad llega ahora adonde antes no llegaba”.

En el contexto tecnológico, Cristina Kirchner recordó a Steve Jobs, el creador de Apple, que murió el miércoles en California. “Es una de esas personas que a uno le hubiera gustado conocer porque son cabezas importantes”, comentó la Presidenta, quien dijo haber escuchado el ya célebre discurso que Jobs brindó en la Universidad de Stanford en 2005. “Leí que dijo que la muerte era el mejor invento porque permite que lo viejo sea sustituido por lo nuevo. Muy fuerte, me impresionó. Pero la vida es así. Por eso necesitamos la renovación de nuestro plantel de científicos para interesar a las nuevas generaciones en las ciencias duras”, agregó.

Junto a la Presidenta tomaron asiento Peter Gruss, director del Instituto Max Planck –que inauguró aquí su primer centro en América del Sur–, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y los ministros Amado Boudou, Florencio Randazzo, Julio De Vido y el anfitrión, Lino Barañao. Sobre el escenario, más atrás, el resto del gabinete nacional, mientras que en la platea podía observarse a legisladores y otros funcionarios. Detrás, los obreros de la Uocra que participaron de la construcción del edificio, junto a trabajadores de UPCN y militantes de La Cámpora y Kolina, cantaban y agitaban banderas, soportando estoicos el calor del sol perpendicular.

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