Política | El costo de ser clase media

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Inflación en alza

Una familia porteña necesitó más de dos millones de pesos en noviembre para ser considerada de clase media, sin contar el alquiler de la vivienda. Los datos surgen de los estudios de la Dirección General de Estadística y Censos de CABA y confirman la tendencia al alza del costo de vida a todo lo largo del año, pese a la virtual ancla cambiaria, la reducción del déficit fiscal y el supuesto cese de la emisión monetaria. Por Mateo Salvo Buenos Aires, 19 de diciembre de 2025. La actualización mensual de las canastas de consumo en la Ciudad de Buenos Aires volvió a exponer la presión que ejerce el costo de vida sobre los hogares porteños. Según el informe difundido por la Dirección General de Estadística y Censos de CABA, una familia tipo propietaria —integrada por dos adultos y dos menores— necesitó ingresos de entre $2.076.904 y $6.646.095 en noviembre de 2025 para ser considerada de clase media. El dato confirma una tendencia que se viene consolidando a lo largo del año: el umbral económico para sostener un nivel de vida propio del sector medio continúa en ascenso y se aleja cada vez más de los ingresos promedio de la población.

El mismo organismo precisó que, durante el anteúltimo mes del año, una familia de cuatro integrantes requirió $1.308.061 para no caer bajo la línea de pobreza, cifra que representó un incremento del 2,3% respecto de octubre, cuando la canasta básica total se ubicaba en $1.279.205. Para no ser considerada indigente, en tanto, el ingreso mínimo necesario fue de $703.324, lo que refleja el peso creciente de los alimentos dentro del presupuesto familiar. Estos valores coinciden con los reportados por distintos medios que replicaron el informe oficial.

La clasificación de los hogares según su nivel de ingresos se estructura a partir del Sistema de Canastas de Consumo, que establece distintos estratos socioeconómicos. En noviembre, el sector medio frágil quedó conformado por aquellos hogares cuyos ingresos mensuales se ubicaron entre el valor de la Canasta Total —$1.661.523— y 1,25 veces ese monto, es decir, hasta $2.076.904. Por encima de ese umbral comienza la categoría de clase media, que abarca a quienes perciben entre 1,25 y cuatro veces la Canasta Total, con un techo de $6.646.095. Los hogares que superan ese valor pasan a integrar el segmento acomodado, caracterizado por ingresos que exceden ampliamente el promedio de la población urbana.

La actualización de estas cifras se da en un contexto de inflación persistente. El Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad registró en noviembre un aumento del 2,4%, por encima del 2,2% medido en octubre. Con este resultado, la inflación acumulada en los primeros once meses del año alcanzó el 28,3%, mientras que la variación interanual trepó al 32,6%, según el Instituto de Estadística y Censos porteño. Aunque el ritmo inflacionario se mantiene relativamente estable en comparación con períodos previos, la suba mensual continúa impactando de manera directa en el costo de las canastas que definen los niveles de pobreza e indigencia.

Los rubros que más incidieron en la variación de precios de noviembre fueron Recreación y cultura, Cuidado personal, Transporte, Restaurantes y hoteles, Vivienda y servicios básicos, y Alimentos y bebidas no alcohólicas. Este último rubro, que tiene un peso significativo en la canasta alimentaria, mostró incrementos destacados en carnes, panificados y frutas, mientras que las verduras registraron una baja estacional que moderó parcialmente el aumento general. En el caso de los servicios regulados, también se observaron ajustes que contribuyeron al alza del índice mensual.

El informe oficial vuelve a poner en evidencia la brecha entre los ingresos necesarios para sostener un nivel de vida de clase media y los salarios promedio del mercado laboral porteño. Según datos recientes, el salario medio registrado en la Ciudad se ubica por debajo de los dos millones de pesos, lo que implica que una parte importante de los trabajadores formales no alcanza por sí sola el umbral mínimo para ser considerada clase media. Esta distancia se amplía aún más en el caso de los trabajadores informales, cuyas remuneraciones suelen estar por debajo de los valores registrados en el sector formal.

Otro aspecto relevante es que las cifras difundidas por Estadística y Censos no contemplan el costo del alquiler, dado que las canastas se calculan para hogares propietarios. Sin embargo, se estima que alrededor del 35% de los hogares porteños alquila su vivienda, lo que modifica sustancialmente la ecuación económica. De acuerdo con datos del mercado inmobiliario, durante el tercer trimestre de 2025 el alquiler promedio de un departamento de dos ambientes superó los $600.000 mensuales, mientras que un tres ambientes rondó los $940.000. Si se incorporan estos valores al cálculo del costo de vida, una familia que alquila un departamento de dos ambientes necesitaría más de dos millones de pesos solo para no caer en la pobreza, y más de tres millones para alcanzar el piso de la clase media, según estimaciones publicadas por medios especializados.

La dinámica inflacionaria y el encarecimiento del costo de vida plantean desafíos significativos para la planificación económica de los hogares. La suba sostenida de los alimentos, los servicios y el transporte presiona sobre los ingresos familiares, mientras que la recomposición salarial avanza a un ritmo más lento. En este escenario, la movilidad social ascendente se vuelve más difícil y la frontera entre los distintos estratos socioeconómicos se vuelve más rígida.

El informe de noviembre también permite observar cómo se reconfigura la estructura social porteña. El crecimiento del sector medio frágil indica que una parte de los hogares que antes integraban la clase media tradicional se encuentra ahora en una situación más vulnerable, con ingresos que apenas superan el valor de la Canasta Total. Esta tendencia, que se viene registrando desde hace varios años, refleja el impacto acumulado de la inflación y la pérdida de poder adquisitivo.

La medición de la pobreza y la indigencia en la Ciudad de Buenos Aires constituye un insumo clave para el diseño de políticas públicas. Los valores actualizados de las canastas permiten dimensionar el alcance de la vulnerabilidad económica y orientar programas de asistencia social, subsidios y estrategias de inclusión. Sin embargo, la persistencia de la inflación y la volatilidad de los precios dificultan la previsión a mediano plazo y obligan a una revisión constante de los parámetros utilizados para evaluar la situación social.

En síntesis, los datos de noviembre confirman que el costo de vida en la Ciudad continúa en ascenso y que los ingresos necesarios para sostener un nivel de vida de clase media se ubican en niveles históricamente altos. La combinación de inflación persistente, salarios rezagados y un mercado inmobiliario en alza configura un escenario desafiante para los hogares porteños, especialmente para aquellos que se encuentran en los límites entre la vulnerabilidad y la clase media. La evolución de estos indicadores en los próximos meses será determinante para evaluar la capacidad de recuperación del poder adquisitivo y la estabilidad económica de los distintos sectores sociales.


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